terça-feira, outubro 02, 2007

LA VIOLETA


Flor deliciosa en la memoria mía,
ven mi triste laúd a coronar,
y volverán las trovas de alegría
en sus ecos tal vez a resonar.
Mezcla tu aroma a sus cansadas cuerdas;
yo sobre ti no inclinaré mi sien,
de miedo, pura flor, que entonces pierdas
tu tesoro de olores y tu bien:
Yo, sin embargo, coroné mi frente
con tu gala en las tardes del abril,
yo te buscaba orillas de la fuente,
yo te adoraba tímida y gentil.
Porque eras melancólica y perdida,
y era perdido y lúgubre mi amor;
y en ti miré el emblema de mi vida,
y mi destino, solitaria flor.
Tú allí crecías olorosa y pura
con tus moradas hojas de pesar;
pasaba entre al yerba tu frescura,
de la fuente al confuso murmurar.
Y pasaba mi amor desconocido,
de un arpa oscura el apagado son,
con frívolos cantares confundido
el himno de mi amante corazón.
Yo busqué la hermandad de la desdicha
en tu cáliz de aroma y soledad,
y a tu ventura asemejé mi dicha,
y a tu prisión mi antigua libertad.
¡Cuántas meditaciones han pasado
por mi frente mirando tu arrebol!
¡Cuántas veces mis ojos te han dejado
para volverse al moribundo sol!
¡Qué de consuelos a mi pena diste
con tu clama y dulce lobreguez,
cuando la mente imaginaba triste
el negro porvenir de la vejez!
Yo me decía: “buscaré en las flores
seres que escuchen mi infeliz cantar,
que mitiguen con bálsamo de olores
las ocultas heridas del pesar”.
Y me apartaba, al alumbrar la luna,
de ti, bañada de moribunda luz,
adormecida en tu vistosa cuna,
velada en tu aromático capuz.
Y una esperanza el corazón llevaba
pensando en tu sereno amanecer,
y otra vez en tu cáliz divisaba
perdidas ilusiones de placer.
Heme hoy aquí: ¡cuán otros mis cantares!
¡cuán otro mi pesar, mi porvenir!
Ya no hay flores que escuchen mis pesares,
ni soledad donde poder gemir.
Lo secó todo el soplo de mi aliento,
y naufragué con mi doliente amor:
lejos ya de la paz y del contento,
mírame aquí en el valle del dolor.
Era dulce mi pena y mi tristeza;
tal vez moraba una ilusión detrás:
mas la ilusión voló con su pureza,
mis ojos ¡ay! No la verán jamás!
Hoy vuelvo a ti, cual pobre viajero
vuelve al hogar que de niño le acogió;
pero mis glorias recobrar no espero,
sólo a buscar la huesa vengo yo.
Vengo a buscar mi huesa solitaria
para dormir tranquilo junto a ti,
ya que escuchaste un día mi plegaria,
y un ser hermano en tu corola vi.
Ven mi tumba a adornar, triste viola,
y embalsama su oscura soledad;
sé de su pobre césped la aureola
con tu vaga y poética beldad.
Quizá la pasar la virgen de los valles,
enamorada y rica en juventud,
por la umbrosas y desiertas calles
do yacerá escondido mi ataúd,
irá a cortar la humilde violeta
y l pondrá en su seno con dolor,
y llorando dirá: “¡pobre poeta!
Ya está callada el arpa del amor!”


Don Enrique Gil

15 Comments:

Blogger LuzdeLua said...

Lindo post.
Passando pra deixar aqui um beijo e bons desejos. Gosto de estar aqui.
Bjs

9:41 da tarde  
Blogger poeta_silente said...

Triste poesia, Manuel.
Eu acredito na minha violeta, ainda. E sei que a terei a embelezar a minha vida, com suas cores e seu suave perfume.
Só sei acreditar que tudo se supera. Só sei que tudo vai mudar e melhorar. Em tudo, querido, em tudo mesmo, vejo a mão de Deus dirigindo os acontecimentos para que possamos ter o melhor. Assim, não creio na suposição de que morrerei sem ver a minha "violeta" ao meu lado. Não mesmo.
Assim, sei que contigo vai ser a mesma coisa. Portanto, esta poesia apenas me mostra que tens uma florzinha que amas e que, por enquanto, não a tens por perto. Ou a tens e não podes contemplar. Mas isto mudará. Com certeza, mudará. Antes que passe alguém, a pegue e a tire de perto de ti. Porque esta violeta, esta flor, está guardada para que tu, e somente tu, a contemples e usufruas da sua beleza.
Deus te abençoe
beijinhos
Miriam

9:46 da tarde  
Blogger Sol da meia noite said...

Poema divino, tal como a flor que o inspirou...

"...y llorando dirá: “¡pobre poeta!
Ya está callada el arpa del amor!”"

Triste mas lindo o final!

Beijinhos!

10:47 da tarde  
Blogger Mª Jose M. said...

Manuel,
Quantas vezes olhamos a rosa e nem reparamos na singela violeta.
E como é bela no seu perfume singular, na sua delicadeza, discreta e fragil mas também forte para que, por entre a folhagem verde, possa espreitar o sol.
...
Belíssima escolha deste poema.
Embora nostálgico e entre algum lamento, a esperança no amor que os poetas cantam sempre.
Tudo de bom,
Bjs,
MJ

12:18 da manhã  
Anonymous Anónimo said...

olá! é de facto um belo poema com um pouco de tudo há mistura . gostei . bjo
carla granja

12:27 da manhã  
Blogger susana said...

A violeta é uma das minhas flores preferidas! Delicada, pequena e discreta, adoro as sua cor! Este poema está lindíssimo!
beijinhos miss

8:02 da manhã  
Blogger pin gente said...

muito difícil, manuel

"roubei uma parte"
“buscaré en las flores
seres que escuchen mi infeliz cantar,
que mitiguen con bálsamo de olores
las ocultas heridas del pesar”.

um abraço
luísa

9:56 da manhã  
Blogger Maria Clarinda said...

Excelente e triste este poema. Adorei e li-o várias vezes.
Jinhos mil

11:29 da manhã  
Anonymous Anónimo said...

Humm...que delicia!
Gostei mesmo :)

2:54 da tarde  
Blogger LurdesMartins said...

Muito bonito, triste, mas muito bonito! Li-o quase a cantar!!!

Beijinhos

4:35 da tarde  
Blogger Lumi said...

Nessas letras umo pode encontrar muito amor.

Un beijo

7:27 da tarde  
Blogger fgiucich said...

Una riqueza idiomática que dá mucha envidia. Abrazos.

10:03 da tarde  
Anonymous Anónimo said...

olá! passei para ver se tinhas novidades :) hje deixo um poema k não é picante é só um mistério:)
bjo
carla granja

1:31 da manhã  
Blogger Bárbara said...

Excelente poesía
ese dulce bálsamo del amor
que se disuelve si se olvida

Hermoso y triste
a la vez
como casi todas las cosas...


Un beso y una flor.

:)

5:43 da manhã  
Blogger Lúcia Laborda said...

Manuel, tão triste quanto belo! Não entendo porque muitas vezes o amor tem que ser sofrido...
Beijos

2:08 da tarde  

Enviar um comentário

<< Home